Misoginia es lo que nos encontramos cada día en los medios de comunicación, en las redes, en el trabajo, en el deporte, en la calle, en la vida cotidiana… insultos, discriminación, cosificación, acoso, agresiones, , violencia verbal, violencia física, asesinatos.
Odio hacia las mujeres, ese sentimiento arragaido tan profundamente en una sociedad patriarcal como la que habitamos.
Cada vez que avanzamos en derechos y oportunidades nos la encontramos en frente, reforzada, con mayor contundencia, sin vergüenza ni disimulo. Cada vez más visible, cada vez más amplia, cada vez más enraizada.
Hoy en día las mujeres que ocupan el espacio público, que llegan a posiciones antes solo ocupadas por hombres, son en su mayoría, criticadas, señaladas, despreciadas.
¿Que ocurre con las mujeres en la política?
Cuando una mujer política tiene las cosas claras, trabaja bajo unos objetivos definidos y de manera independiente, es sospechosa, no cae bien, la etiquetan de manipuladora, prepotente, autoritaria, o todopoderosa… Si esto mismo lo hace un hombre es un buen político.
Cuando una mujer entra en política, se le trata con condescendencia, con paternalismo, «le explican» las cosas desde una posición de superioridad. Eso jamás ocurre con un hombre cuando entra en política, porque ya se le presupone bien formado, porque una vez dentro ya hay expectativas con él sobre lo lejos que va a llegar.
Cuando una mujer, una vez que entra en política, ocupa un cargo de poder, intentarán humillarla, ridiculizarla, etiquetarla, insultarla. Todo porque los hombres que la rodean, hombres que supuestamente están en la política para trabajar por un bien común, no toleran que sea una mujer la que tome las decisiones.
Es más, temen a estas mujeres porque no son capaces de enfrentarse a ellas con argumentos. En muchas ocasiones, al carecer de ellos, eligen insultar, tergiversar e incluso mentir.
Entendemos que no siempre las siglas políticas pueden estar de acuerdo, ni siquiera nosotras estamos de acuerdo, ni de lejos, con muchas de las decisiones políticas que se llevan a cabo, pero estamos en democracia y debería primar el diálogo y el consenso, por no nombrar el respeto hacia las compañeras.
Llevamos un tiempo observando como la misoginia avanza, como campa a sus anchas en todos los ámbitos a nivel global, pero hoy solo queremos expresar nuestro hartazgo sobre como la misoginia avanza en la política internacional, estatal, autonómica y municipal, en especial la municipal, que es la que más cerca tenemos.
Vemos, escuchamos y leemos como las mujeres que nos representan están siendo constantemente atacadas por hombres que en muchas ocasiones se sienten absolutamente libres realizando acciones ineficaces, improductivas, desde un total desconocimiento en diversas materias. Con todo ello, desde esta mediocridad suya, se jactan e incluso llegan a empacharse, insultando y criticando a través de radio, prensa, redes sociales…
La realidad es que lo que les mueve en lo más profundo es la misoginia.
Observamos y nos preguntamos: si estos hombres, que supuestamente trabajan por el bien común, tratan así a sus compañeras políticas, porque al fin y al cabo trabajan con ellas casi diariamente ¿como harán para fomentar una convivencia ciudadana mejor? ¿que políticas llevarán a cabo para avanzar en igualdad? ¿que harán para mejorar la conciliación familiar? ¿como promoverán una educación que tenga en cuenta la diversidad de cada persona? ¿que pensarán y como transformarán las políticas para que no exista brecha salarial? ¿que decisiones tomarán para que la violencia de género se erradique? y finamente ¿qué acciones llevarán a cabo para que exista justicia social?
Con todas estas preguntas y otras muchas más nos quedamos, seguimos observando y tomando nota. Las mujeres también decidimos en las urnas, tenemos memoria y practicamos la sororidad.
Si agreden a una, nos agreden a todas
*Imagen: La Calumnia de Apelles de Sandro Boticelli