Solsticio de verano

Algo termina, algo florece.

Cada solsticio es importante para nosotras. Es la representación del fin de una temporada y el inicio de otra. La oportunidad de hacer balance y de dar pasos para seguir el camino. De dialogar con la tierra, escuchar lo que nos dice y hablarle de nosotras.

Es también una excusa. Una excusa ineludible para convocarnos, asistir a una tertulia de ternura, magia, donde la realidad empírica del contacto con la tierra se mezcla con la dulzura de una voz de mujer que nos habla y nos cuenta cosas de nuestras ancestras, abuelas, madres, hijas…y de nuestra fuerza, nuestro poder, mientras el incienso, la ruda, la lavanda, el orégano, la salvia, el romero ardían y llenaban todo con su fragancia.

Qué bonito es conectarse con la tierra, compartir ésta sabiduría, reconocernos sabias entre nosotras, reposar el alma, querernos, llorar y reír juntas, aprender a plantar semillas que nos dejaron nuestras antecesoras y no dejar de cultivar esta costumbre de detenernos en nuestra cuevita para mujeres que aman la tierra, y sólo contemplar lo que tenemos y lo que somos.

Entre charlas, compartiendo palabras, un pequeño enyesque, vino y nuestros sentires se nos pasó el tiempo. La noche estaba perfecta y no apetecía marcharse…

Con el compromiso de seguir cultivando esta buena costumbre de cuidarnos dimos por terminado nuestro encuentro, e invitamos a todas a ejercitar éstos sentidos que tanta falta nos hacen y que, entre unas y otras los ponemos a funcionar, nos enciende la mente y nuestro fuego interior y nos hace fuertes…invencibles

#sororidad #autocuidados