Los hombres cazan, las mujeres cuidan. O como se perpetúa el patriarcado.

La mañana del domingo 22 de agosto, comenzó bastante temprano. Algunas nos pusimos el despertador a las 4AM porque a las 5 teníamos que coger carretera rumbo a la cumbre canaria.

A esas horas nos dirigimos a una zona concreta para vivir en directo, sobre el terreno, la situación que padecen las familias que viven acosadas por los cazadores en plena temporada de caza.

Comenzamos la jornada con bastante movimiento, pues a eso de las 5:30AM, conduciendo hacia el lugar llevábamos una cola de camionetas con cazadores y perros que se dirigian hacia las zonas donde iban a practicar esto que ellos denominan deporte.

Una vez en la zona, aún a oscuras, nos encontramos con personas que viven en fincas amplias, obligadas en esta época del año y a esas horas de la madrugada a montar guardia. Abandonadas por las administraciones solo les queda la denuncia pública, emitiendo vídeos en directo a través de las redes. Cuando un señor llega a tu misma puerta, con el arma cargada, amenazándote de muerte, que intenta matar a tus animales, que te rompe las vallas ¿Qué tienes que perder?

Durante unas horas hemos comprobado cómo funcionan, ellos que se creen dueños y señores de todo lo que pisan, de la tierra, de lo que de ella nace, de los animales que en ella habitan, importándoles muy poco que estos espacios están protegidos por ley o que pertenezcan a familias que allí viven amedrentadas gracias a la temporada de «ocio» que les conceden las administraciones. Cuánto daño se hace en nombre de las tradiciones.

Desde primera hora se llamó a la guardia civil y a medioambiente, pero por allí no hicieron acto de presencia. A media mañana dimos aviso por medio de Alertcops, una aplicación de seguridad ciudadana, nos llamaron, pero en la misma línea que el resto respondieron: «Sí señora, ya tenemos aviso y los compañeros pasarán por ahí». Nadie llegó ¿Dónde están las fuerzas de seguridad del estado? ¿Dónde están los agentes de medioambiente?

Entre estas llamadas también llegaban las de las familias que se arropaban unas a otras ¿Como vas en tu finca? ¿Está tranquilo? ¿Hay cazadores por ahi?

Cuando el sol daba directamente sobre nuestras cabezas empezaron a marcharse. Nosotras decidimos irnos también, absolutamente perplejas con todo lo vivido. Nos habían contado lo que ocurría pero, como siempre, una cosa es contarlo y otra vivirlo. No somos capaces de describir lo que estas familias están pasando cada jueves y domingo, pero en solo unas horas sentimos el desamparo y el abandono de las instituciones que se suponen deben garantizar los derechos de todas las personas. En este caso parece que solo garantizan los derechos de una parte de la sociedad, los hombres que cazan.

Mientras todo esto pasa en las cumbres de la isla, decenas de casas diseminadas por varios municipios se encargan de acoger, a lo largo de todo el año, a los podencos que quedan abandonados a su suerte en la montaña o en los barrancos. Prácticamente el 99% de esas casas de acogida pertenecen a mujeres que se han involucrado en el cuidado de los animales sin pedir nada a cambio, sólo cuidan por el hecho de salvar vidas, muchas veces dejando las suyas a medias. Mujeres que cuidan.

Es necesario tomar conciencia, señalar y denunciar.

Para mas información sigue en redes a «Víctimas de la Caza en Canarias»

Enlaces de interés

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Vecinos denuncian cazadores que entran en espacios naturales protegidos donde habita la «Isoplexis isabelliana», especie en peligro de extinción. Video RTVCanaria Caza sin escopeta 2021

*Imagen tomada desde la Cumbre de Gran Canaria el 22 de agosto. Está prohibido cazar antes de la salida del sol y después de su puesta. Los cazadores ya caminaban con sus perros por los terrenos cuando aún el sol estaba oculto.

 

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